El pájaro dispone su nido y la araña teje su tela. Los planetas giran en torno al sol y las partículas bailotean alrededor del núcleo del átomo. Una sabiduría remota parece haber trazado cada rincón de la naturaleza a partir de un planteo circular. Sólo algunos hombres –también sabios- supieron que si creaban formas similares, el espíritu humano estaría acompasado con el ritmo del universo; así nacieron los mandalas, diseños sagrados inspirados en los secretos de la Naturaleza. A los mandalas tradicionales los artistas contemporáneos han sumado nuevas y variadas combinaciones, este interés por una forma arcaica y profunda es un murmullo de salvación, un indicio de que somos muchos los que aspiramos a encontrar la armonía invisible dispuesta por un gran Geómetra.
Julio Sánchez
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